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Heian Yondan

 


Cualquier camino confluyen en algún momento con otro.

La semana pasada, por las tardes participé en el cursillo de verano de la Asociación Cultural Keiko (A Coruña). Bojutsu y karate Do en el estilo que enseñó el Maestro Sigeru Egami y que nos llegó por mediación del Maestro Kodama.

Ritsu Zen (meditar en bipedestación)

El miércoles 9 de agosto de 2023 por la tarde el entrenamiento se centró en qigong (chikung), incluyendo como remate una práctica de Ritsu Zen durante una hora: meditar de pie en posición natural (Hachiji Dachi). Como no se trata de sufrir, las personas que así lo prefirieron, podía meditar sentadas o tumbadas.

Hachiji Dachi resultó ser más difícil para mí de lo que esperaba. No porque no conozca la postura, sino porque mantenerla con naturalidad y la mínima tensión durante una hora; cuando habíamos estado las dos horas previas practicando chikung, exigió toda mi atención.

La parte baja de la espalda reclamaba mi atención, mis extremidades inferiores temblaban; una vibración fina. Aceptando las molestias, aceptando la aparición del deseo de moverme, la meditación transcurrió, no sé si despacio o deprisa porque cada respiración era sólo esa respiración. La planta de os pies estaba cargada de sensaciones. Una compañera me había dicho que era doloroso, pero no identifiqué como dolor la fatiga de los músculos finos del pie. La sensación era desagradable. La observaba y comprobaba que el contacto de la planta y dedos del pie fuera equilibrado.

Un compañero de entrenamiento, situado delante de mi, se movía continuamente. Daba la impresión de estar molesto, incómodo y disperso. Acabó sentándose con las piernas cruzadas sin que disminuyese la inquietud. Su postura encorvada debías ser muy incómoda.

Cuando finalizó la meditación hicimos algunos ejercicios para movilizar la columna. Las molestias se esfumaron repentinamente. Lo que quedo fue el cansancio de los músculos que estabilizan la parte baja de la espalda y la pelvis. No recuerdo haber estado nunca tanto tiempo inmóvil en esa postura. De lo que aprendí no voy a hablar mucho más, porque constaté que cada persona tiene una experiencia un tanto diferente.


Seiza

La foto es de hace más o menos un año. No sé si se aprecia la incomodidad que entonces experimentaba en Seiza. Pasado el examen de cinto verde, y no por el cinto, sino por el trabajo y entrenamiento, aprendí a preparar la postura para realizarla más cómodamente.

Esta forma de zazen (meditar sentado) siempre me había resultado muy incómodo. Incluso de joven, antes de que mis meniscos se lesionasen, prefería sentarme con las piernas cruzadas. Por la época en que José Fernández, mi maestro de Yoga en Avilés, me invitó a las practicas de meditación en grupo que hacía en su casa (no estoy seguro de si era 1987 o 1988) intentaba hacer ardha-padmasana (medio loto, que en japonés es Hanka Fuza).

Como todo cambia, la flexibilidad y estado de las articulaciones, músculos y tendones también lo hacen. Hacia 2020 empeoró el estado de mis rodillas; y en 2021 meditar con las piernas cruzadas era doloroso. El dolor es una señal: comprendí que no debía forzar e insistir en posturas que eran dolorosas.

Las circunstancias me condujeron a meditar en movimiento, durante los entrenamientos de Karate Do, de pie, pracitcando Zhang Zhuan Gong, en Seiza y en diferentes actividades del día, inclyendo el trabajo. Al desapegarme de la postura sentada se abrieron otros caminos.

La semana pasada adquirí una banqueta de meditación que permite sentarse en seiza con más confort. He aprendido que si el cuerpo está tenso durante la práctica de meditación, puede haber una enseñanza. En ocasiones la tensión se disuelve. Pero si hay lesiones que llevan a colocarse en una postura insana, la salud sale perjudicada.

Puedo decir que una practica correcta de zazen ayuda a la sanación. No es algo "psicológico", como pueden pensar algunos dualistas. Al postura correcta y el estado mental correcto no son sino dos aspectos de lo mismo.

En mi caso, el amino que comenzó en mi juventud corriendo para mantenerme en forma, que me llevó al yoga y al zen, condujo a la práctica de Karate Do, que abrió mi perspectiva de lo que es meditar.

Heian Yondan

El kata (forma) Heian Yondan es la cuarta forma de la mente tranquila. En nuestro estilo es obligatoria en el examen para la concesión del cinto azul. No es la única prueba, porque hay que presentar combinaciones de técnicas personales y es muy posible que se pida realizar técnicas básicas, demostrar conocimiento de los nombres de las posiciones y técnicas en japonés, así como una mejor ejecución de los katas previos. Realizar Heian Nidan como cuando uno se examina para cinto naranja es síntoma de estancamiento.

La practica de kihon y kata se ha convertido en meditación. La mente se concentra; y es algo más que conocimiento teórico el decir que es imposible entrenar sin concentrarse. Se nota mucho cuando perdemos por un instante la concentración: titubeos o dudas al moverse, desequilibrio. No tengo especial aptitud o talento para el Karate Do, de modo que necesito mucha concentración.

Quien no haya entrenado puede creer que la práctica es individual. No se piensa en el Karate Do como prototipo de deporte de equipo. El Karate Do no deportivo desmiente ese concepto de práctica individual. No se puede aprender solo; hacen falta otras personas, que enseñan aunque no sepan que enseñan y aunque crean que no pueden enseñar. Si se entrena con seriedad y sin pretensiones se crea un ambiente colectivo en el que se aprende por contagio.

El aprendizaje es continuo, sin que se pueda decir en ningún momento que hay un límite. No hay tal cosa como "aprobé examen de cc¡into negro (primer dan), ya sé Karate Do".

Heian Yondan tiene algún cambio en el tempo y el ritmo, varios tipos de patada que obligan a estudiar el equilibrio, desplazamientos de peso. Creo en este momento (mis puntos de vista han cambiado desde que empecé a entrenar e imagino que seguirán cambiando) que no puede decirse que sea más difícil que katas que se aprenden antes, porque incluso la primera kata que estudie, Taikyoku Shodan tiene dificultades que aún no puedo decir que domine.

Es como un fractal: cuanto más practicas más detalles percibes; y todos esos ajustes hay que aprender a realizarlos entrenando continuamente.

No hay separación entre vida cotidiana, zazen y Karate Do

La práctica regular enseña que todo está conectado. Cuanto más tiempo transcurre y más experiencia con el Karate Do, más cambia la forma de afrontar todas las actividades y más presente está el sentimiento de ser un principiante y no saber apenas nada. Esa actitud es natural y mágica a la vez. decae por momentos y vuelve con fuerza. Si pensamos mucho se debilita. 

Oss



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 Ya se nota que se atrasa un pco el amanecer. Días más calurosos de lo normal, entrenamiento duro. El ego más presente a veces y menos presente otras. A veces una chispa relacional provoca incendios emocionales: ya sea que des una explicación o que dejes de darla. Los conflictos estallan en cualquier parte del planeta, desde la guerra de Rusia contra Ucrania (no es "la guerra de Ucrania" como dicen algunos), a esas matanzas de los usuarios de armas en EEUU que parece que no llevan a que los ciudadanos de ese país entiendan el peligro de que cualquiera pueda tener armas de fuego a su alcance. No hace falta ir tan lejos, porque incluso una discusión de tráfico por una menudencia desata amenazas y gritos airados. Ya pesan estos 57 años más que los kilos perdidos desde mediados de 2021. Entreno y salgo feliz de la práctica de Karate Do, pero me quedo dolorido, con agujetas y tensión articular. Es lo normal, porque cuando tenía 28 años el cuerpo me dolía durante la noche y el día