Ya se nota que se atrasa un pco el amanecer. Días más calurosos de lo normal, entrenamiento duro. El ego más presente a veces y menos presente otras. A veces una chispa relacional provoca incendios emocionales: ya sea que des una explicación o que dejes de darla.
Los conflictos estallan en cualquier parte del planeta, desde la guerra de Rusia contra Ucrania (no es "la guerra de Ucrania" como dicen algunos), a esas matanzas de los usuarios de armas en EEUU que parece que no llevan a que los ciudadanos de ese país entiendan el peligro de que cualquiera pueda tener armas de fuego a su alcance. No hace falta ir tan lejos, porque incluso una discusión de tráfico por una menudencia desata amenazas y gritos airados.
Ya pesan estos 57 años más que los kilos perdidos desde mediados de 2021. Entreno y salgo feliz de la práctica de Karate Do, pero me quedo dolorido, con agujetas y tensión articular. Es lo normal, porque cuando tenía 28 años el cuerpo me dolía durante la noche y el día siguiente de las clases de karate Do Shito Ryu. Ahora creo que duermo mejor a pesar de todo.
Arsuaga y Millás, en La muerte explicada por un Homo sapiens a un Neardenthal (publicado por Alfaguara), hacen sonreír, y también dejar de hacerse ilusiones. Como Epicuro, Arsuaga cree que todo es el resultado de la danza aleatoria de los átomos. Aleatoria a pesar de que por todas partes observamos un orden, aunque sea temporal, en la naturaleza. Incluso una árida Luna sigue una órbita que se puede medir y calcular. Existe el azar, por su puesto. La necesidad quizá sea más esquiva y difícil de conocer. Lo cierto es que el mundo ultra microscópico de las partículas subatómicas se rige por aparentes principios que desafían el sentido común y se estudian mediante complejos cálculos probabilísticos.
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