Me resulta desafiante encadenar la secuencia de posiciones en posturas bajas en esta kata (la tercera que se aprende) en la que aparecen tres patadas, una de ellas asimétrica. Desafiante para el psoas iliaco, que protesta al final del entrenamiento y hace falta mimar con estiramientos después. La conclusión es tomar con calma la práctica y estirar con frecuencia.
No se puede hablar del silencio. En ocasiones me consiento y escribo unas líneas. No corrijo y modifico cuando nuevas experiencias enriquecen mi punto de vista. Los textos obsoletos se quedan como huellas de una trayectoria.