Así puede resumirse la historia. Llega sin que nadie se lo pidiese, mostrando interés y ofreciendo amistad y confianza. Decides corresponder; no a la primera, pero sí ante repetidas muestras de deseo de reunirse para tomar café, charlar, pasear. Y un buen día te devuelve todos los libros que le prestaste menos uno, que dice que está leyendo su marido. Justo el que se puede leer en dos horas. Y nada de tomar un café para explicar, "oye, lo que sea , pues no estoy bien así, prefiero menos relación". ¡Yo que sé! Quizá 18 años de diferencia sean una brecha generacional suficiente como para que le parezca normal usar una red social para comunicar algo importante o quizá simplemente no le pareció importante. ¡Crees que has encontrado una relación de amistad valiosa y resulta que sólo era aire! No es algo malo. Es experiencia y sabiduría.
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